La vid, también llamada parra, es una planta cuyo fruto es la uva, de cuyo jugo fermentado se obtiene el vino. En rigor se trata de una enredadera o trepadora, que ancestralmente usaba como apoyo los árboles. Aunque hoy en día pueden encontrarse vides que crecen sin apoyo o que se le guíe a través de postes y alambres.
La planta de la vid, como cualquier otra, se clasifica en distintos grupos, desde un orden hasta sus especies, es decir de lo general a los particular. En la mayor parte del mundo el vino es hecho con uvas provenientes de vides de la especie Vinifera del género Vitis.
En tanto, la uva como fruto es uno de los más importantes en el consumo mundial, considerando que se da en todos los continentes, excepto en la Antártica. Se calcula que en el mundo se producen más de 60 millones de toneladas de uvas y que hay plantadas más de ocho millones de hectáreas de vides, cuyo frutos se usan para diversos productos, ya sea vino o destilados como el brandy, como para consumo de uva fresca, pasas, jugos, etc. Italia, España y Francia encabezan los ranking mundiales de superficie plantadas de vides, y entre ellos acaparan más de un tercio de la producción mundial de vinos.
La Vitis Vinífera es una planta muy resistente a las condiciones climáticas, excepto en el caso de fríos extremos, pues éste impide una correcta maduración de su fruta. Es por ello que las zonas donde mejor se adapta son aquellas llamadas zonas mediterráneas. En el hemisferio norte la Vitis Vinífera puede encontrarse fundamentalmente entre los paralelos 30º a 50º y en el hemisferio sur entre las latitudes 30º a 40º.
La vid tiene sus ciclos fisiológicos que son fundamentales para su perpetuación. Es afectada por distintas enfermedades, dependiendo mucho de su zona de ubicación. La ciencia de descripción de la Vitis Vinífera y sus variedades se denomina Ampelografía